Ya está aquí septiembre y con él comienza un nuevo curso escolar. Alumnos y profesores vuelven a las aulas y se preparan para un año lleno de retos y nuevas experiencias.

Estudiar en el extranjero una temporada para aprender y perfeccionar un idioma es una de las experiencias por la que escuelas y familias apuestan cada vez más. Los proyectos de inmersión lingüística se han convertido en uno de los métodos más útiles y efectivos a la hora de aprender una lengua y, así, lograr el bilingüismo de los alumnos y alumnas. Por tanto, en un contexto en el que el conocimiento de idiomas es un valor al alza para la carrera académica y profesional de los estudiantes, las escuelas y las familias muestran más interés en buscar y ofrecer programas de inmersión lingüística.

Quizás os preguntáis por qué un programa de estudio en el extranjero puede beneficiar a vuestros alumnos o hijos. Aquí os explicamos 4 razones por las que vale la pena estudiar en el extranjero una temporada:

1.- Porque se aprende el idioma foráneo de una forma mucho más ágil que desde el país de origen. 

El vivir en un país donde se habla otra lengua fuerza a aplicarlo y de este modo se aprende el idioma de forma fácil y casi natural.

2.- Porque los chicos y chicas exploran otras culturas, conocen a gente de otros países y hacen nuevos amigos.

Cuando un alumno hace una estancia académica en otro país, encuentran a muchos otros chicos y chicas extranjeros que están en su misma situación, por lo que vivir esa experiencia cultural juntos los acerca muchísimo y, lógicamente, se crea una empatía especial entre ellos que casi siempre deriva en una bonita amistad. Por otra parte, estudiar un tiempo en el extranjero hace ver a los estudiantes que la cultura de un país no siempre está limitada por el clima, la vestimenta o la comida sino por la forma de pensar de la población, lo que les permite entender la complejidad de un entorno social y cultural diferente e incluso son capaces de adoptar verdaderamente las costumbres y pensamientos del país de destino.

3.- Porque disfrutan de una experiencia personal que les ayudará a madurar.

El hecho de vivir por un tiempo en un país extranjero, que con toda seguridad es muy diferente del de origen, hace repensar y enriquecer los valores, creencias y puntos de vista de los alumnos. Además, estar lejos de la familia y el hogar ayuda a los alumnos a conseguir un poco más de independencia y a percibir su propia identidad, lo que les ayuda a tener una visión de mayor madurez ligada al crecimiento personal de cada estudiante.

4.- Porque demuestran más flexibilidad, iniciativa y mayor capacidad en la resolución de problemas.

Este es un beneficio muy ligado a la independencia que los chicos y chicas consiguen estudiando un tiempo en el extranjero. Cuando enfrentan un problema en el extranjero, se ven impulsados a utilizar su propia iniciativa antes de consultar a alguien más, por lo que salen de la zona de confort y empiezan a pensar de una manera más planificada.